lunes, 30 de marzo de 2015

¿Qué tan "santa" es la Semana Santa?

Es urgente retomar el mensaje cristiano original. Un razonamiento a partir de la religiosidad popular en el marco de la violencia.





En días pasados conocí dos producciones recientes en la historia del documental audiovisual de Colombia: Los abrazos del Río (2010), de Nicolás Rincón Guille y Réquiem NN (2013), de Juan Manuel Echavarría. Mil gracias a Alejandra Meneses por proporcionarme la oportunidad de hacerlo.

Las dos producciones cuentan, desde diversas miradas y estéticas, historias relacionadas con una de las caras más dolorosas de la Violencia en Colombia durante las últimas décadas: los muchos cuerpos de personas arrojados al Río Magdalena, considerado el más importante de nuestro territorio y que se convirtió en la más grande fosa común originada por el conflicto armado, según lo ha señalado la periodista Patricia Nieto.

Particularmente, Réquiem NN se desarrolla en la población antioqueña de Puerto Berrío, en donde "hay una creencia de que las almas de la gente que muere de forma violenta, y que no cuenta con parientes, puede ofrecer favores y hacer milagros", según las palabras de don Ramón, el sepulturero del pueblo. Los cuerpos sin identificar que terminan en el Magdalena son rescatados por las autoridades, quienes las ubican en urnas especiales en el cementerio del municipio, en tanto realizan las diligencias para determinar sus identidades. Habitantes de la comunidad, tal como cuenta don Ramón, han establecido una compleja relación con los difuntos NN. Un aspecto importante de dicha relación es que las personas "adoptan" a un difunto, o difunta, lo bautizan -esto es, les otorgan un nombre- y se comprometen a acompañarlo, a estar pendientes del estado de sus restos a cambio, en no pocas ocasiones, de que les conceda favores especiales relacionados con temas de salud, dinero y amor, entre otros. Valga decir que este panorama abarca desde los egoísmos más intransigentes -el muerto es mío y de nadie más- hasta la cooperación más increíble -el caso de un hombre y una mujer que se asocian en torno a la misma "ánima", a quien bautizan con nombre compuesto según su mutuo sentir y hasta celebran juntos el "cumpleaños" en el cementerio-. Se destaca el caso de la madre que busca a sus dos hijos desaparecidos y que decide también "adoptar" un ánima, bautizándola con el nombre de uno de ellos. Este mutualismo simbólico, si se me permite la expresión, está fuertemente impregnado por la tradición católica romana.

No es mi intención establecer juicios en torno a estos hechos, ya que la religiosidad popular es un campo de reflexión enorme y delicado. Pero sí quiero destacar el asunto de las "ánimas" en Puerto Berrío para pensar, ahora que comienza una nueva Semana Mayor, una nueva Semana Santa para la cristiandad en el mundo.

Un sentido a partir de la realidad

Yo me pregunto hasta qué punto las celebraciones, los ritos, las procesiones, las homilías, las exposiciones, los cantos, las letanías, los rosarios, las imágenes dolorosas o las aparentemente triunfantes -el Jesús resucitado exhibido en las iglesias no ríe-, junto a todos los demás elementos que conforman la Semana Santa, influyen en situaciones como la que se vive en Puerto Berrío. No pienso en determinar si la religiosidad popular está bien o mal, sino en sus causas, en su origen, porque me parece que es una de tantas consecuencias de las deformaciones históricas de una propuesta que surgió hace siglos en Galilea, de las cuales no son responsables, ni siquiera conscientes, aquellos que oran a las ánimas y les piden favores a cambio de ciertas atenciones.

Los creyentes cristianos se basan excesivamente en respuestas,
pues se les ha extirpado la capacidad de hacerse preguntas
acerca de su fe.

Creo que, por más que se realicen estudios bíblicos soportados por investigaciones arqueológicas y de otras áreas del conocimiento -como las presentadas muy amena y didácticamente por el padre Ariel Álvarez Valdés, fotografía anterior- estas no logran llegar al feligrés, a la feligresa, al cristiano de a pie; por lo tanto, no se logra una educación que produzca una fe madura, activa, personal y socialmente fecunda. Un caso concreto: aún se sigue mencionando la historia de Adán y Eva como un hecho tan verídico como -asumámoslo por un momento- lo que se informa en la prensa, cuando en realidad expertas y expertos han demostrado que se trata de una forma narrativa especial, fruto de la imaginación y de la reflexión, perteneciente a un pueblo concreto de la Tierra que se animó a pensar acerca de su origen, del origen del bien y del origen del mal. El cuento de la manzana es eso mismo: un cuento, una forma narrativa que existe en el texto pero que nunca sucedió realmente. Por cierto que decir esto hace que no pocos creyentes clamen al cielo porque les están dañando la fe de sólo escucharlo. "Mis oídos, mis pobres oídos", como decía alguno de los niños de Ned Flanders, si mal no recuerdo.

Cada Semana Santa se sigue invocando, implícita o explícitamente, la exactitud histórica de Eva y Adán -por aquello del pecado original- y de muchos otros elementos que aparecen en la Biblia que no se recrean a la luz de los estudios ni se ajustan al mensaje cristiano original. Por un lado, una lectura literal; por otro, una tergiversación; dos cosas muy graves, muy tristes y que han hecho un daño enorme. Por ejemplo, ciertos sacerdotes siguen diciendo -yo, personalmente, sigo oyéndoles decir- que Yeshuá de Nazaret  murió en la cruz como parte de un plan divino: Dios es una especie de escritor supremo de mega-dramas y se inventó este, el mayor de todos. Ciertamente, no todos los presbíteros afirman esto ante sus comunidades: algunos han dicho claramente que la voluntad de Dios no fue que él fuera crucificado, y lo han dicho también predicadores y cantantes. Lo que Jesús criticó abiertamente, esto es, la costumbre judía de ofrecer sacrificios de animales a Dios con el fin de comprarle, de satisfacer su ego, de mantenerlo calmado, de pagarle una deuda, de no asumir las responsabilidades y la libertad propias, se trasladó a su propio asesinato, por razones liosas múltiples. Otra muestra es que muchas gargantas cantan y películas presentan que Jesús tenía un "sueño de morir", un afán y un deseo de dejarse clavar en la cruz -lo que yo llamaría la metáfora de abrazar la cruz-, lo cual contradice todo su mensaje: el de Nazaret proponía vida en abundancia para todos, incluido él mismo. Esto, naturalmente, merece una discusión amplia y, de paso, correcciones al pie de la cruz.

Una propuesta

Todos estos enredos alimentados por siglos de descuidos, de ignorancia, de intereses creados, lograron que en términos sociales las palabras del Nazareno perdieran, en gran medida, su sentido primario. Y es por eso que ocurren cosas como las de Puerto Berrío, con sus luces y con sus sombras.

Me parece entonces que lo que se debe pensar en estos días no es si se trata de una Semana Santa institucional-oficial o de una Parranda Santa vacacional, sino el valor, la significación de lo que hacemos, de lo que repetimos un año y otro, y otro más, sin que se generen cambios mayores e idóneos en nuestras vidas y en nuestra sociedad tan "creyente". Hay que revisar que tan "santa" es la semana, en un sentido no de perfección sino de plena humanidad. 

Yo propondría, para empezar, que el símbolo de estos días, y de la fe cristiana en general, dejara de ser la cruz, el símbolo del enredo, para dar paso a otro que ha sido relegado y hasta anti-promocionado: la tumba vacía. Una tumba vacía que represente esperanza y luz para casos como los de Berrío; tumbas vacías de muertos sin identificar que en realidad están vivos, en compañía de sus seres queridos, porque los creyentes del mensaje cristiano se han esforzado por vivir el auténtico mensaje del Amigo Yeshua y por eso han asumido a fondo y de manera efectiva su compromiso por un país en paz. Un país en el que la muerte, como yo creo a la luz del mensaje de la Resurrección, no tiene la última palabra.


La punta

En medio de las tragedias más complejas, como la del avión de Germanwings de la semana pasada, todavía hay quien las asume con inteligencia, con valor y con sentido humano. Mis respetos, señor piloto.

domingo, 22 de marzo de 2015

Acerca de Una perspectiva islámica - Terrorismo y ataques suicidas

Encienda usted la radio o el televisor; abra el periódico o revise los medios virtuales. Googlee el término. Se trata de una palabra prácticamente omnipresente, mucho más mencionada en el comienzo del siglo XXI que en décadas o en siglos anteriores. 

El terrorismo es la expresión que identifica al enemigo a vencer en una era en que "el más grande conflicto de todos los tiempos", la carrera espacial y terrena entre dos super-potencias, se volvió humo con la caída del bando colorado -¿y qué tanto habrá desaparecido?-. Su adversario, el bando verde, ha tenido que justificar su hegemonía y para ello ha contado, entre otras cosas, con la lucha contra el terrorismo. Por cierto: verdes y colorados a la salud de Cantinflas, Su Excelencia.

Los colorados por lo menos tenían un rostro que podríamos llamar institucional -el de Lenin, o el de Stalin, el de Gorvachov o el de Iván Drago, el de Rocky IV-. Sí, su señoría: por lo menos, ya que este nuevo enemigo, el terrorismo del siglo XXI, no lo tiene o es bastante difuso: la informalidad es su norma. A no ser que, debido a los ataques del 11-S, la potencia herida lo identifique no tanto con un país o grupo específico, sino con toda una civilización.

"En los medios de comunicación mundiales, 'Islam' [sic] y 'terrorismo' son frecuentemente mencionados a la vez. Frases como 'terroristas islámicos' son ahora bastante corrientes. ¿Hasta qué punto es pertinente mencionar las palabras 'Islam' y 'terrorismo' una junto a la otra? ¿Es de hecho apropiado mencionar cualquier palabra que implique terrorismo en yuxtaposición con el Islam? ¿Acaso las fuentes primordiales del Islam y las tradiciones de diferentes pueblos acaecidas en distintos lugares a lo largo de la historia permiten el terrorismo? ¿O esta relación entre el Islam y el terrorismo no es más que un intento de empañar la brillante faceta del Islam? De hecho, eso es lo que esencialmente ha ocurrido. ¿Acaso yihad significa -directa o indirectamente- terrorismo? ¿Cuál es la posición del Islam respecto de los ataques suicidas?" (p. ix).

El prólogo del libro Una perspectiva islámica - Terrorismo y ataques suicidas comienza con este conjunto de preguntas pertinentes aunque sistemáticamente ignoradas en Occidente. Y de acuerdo con la intención expresa del texto, se recurrió a las opiniones de expertos musulmanes para presentar alternativas que conduzcan a respuestas: catedráticos, juristas, sociólogos, teólogos, psiquiatras, historiadores, expertos en documentos islámicos. De ahí la importancia de la obra, porque cuando la tendencia es quedarnos con las versiones de "orientalistas occidentales" acerca del problema, intelectuales "del otro lado" presentan otras facetas de la realidad, citan fuentes ignoradas, narran historias ocultadas. Valga destacar, entre ellos, a Fethullah Gülen, pensador musulmán y maestro espiritual convencido del papel de la educación en la búsqueda de un mundo mejor. Y el libro, por cierto, es un aporte educativo. Precisamente, es de Gülen una de las frases claves del libro: "En el verdadero Islam, el terrorismo no existe" (p. 1), en el sentido de que sus razones, sus métodos y sus resultados no tienen nada que ver con el mensaje revelado al Profeta Muhammad, nombre verdadero de quien es conocido en Occidente como Mahoma.

Son varios los temas tratados en el libro. Entre ellos, el significado principal del islam, una mirada a las acciones terroristas y a los ataques suicidas a la luz de las fuentes principales de la fe musulmana, el Corán y la Sunna -la anotación histórica de las acciones y enseñanzas del Profeta-; el análisis científico de las armas químicas usadas con fines terroristas, la reflexión acerca del martirio identificado con actos violentos. Es necesario reiterar lo que se refiere al manejo de las fuentes en el texto. Por ejemplo, el profesor de filosofía Islámica Bekir Karlığa en su escrito Religión, terrorismo, guerra y la necesidad de una Ética Global, cita el tratado de Emmanuel Kant "Paz perpetua", en el que el filósofo alemán "trata los aspectos teóricos, políticos y legales de la idea de dicho término y ahonda en cómo se puede conseguir un mundo sin guerras" (p. 56), enumerando a continuación los seis principios básicos para lograrlo. El profesor Karlığa también cita al erúdito musulmán Imam Shatibi, quien vivió en el siglo VIII a. C. y para quien "el objetivo fundamental de la religión es beneficiar a la humanidad en esta vida en la próxima. Por lo tanto, quedan incluidos dentro de los objetivos fundamentales de la religión el preservar la fe, la vida, la riqueza, la descendencia y el intelecto (...) (de manera que) es imposible que exista un concepto de religión si no se cumple con uno de esos tres principios universales de la religión. Pero desafortunadamente, tanto en el pasado como hoy en día, tanto la religión como los valores considerados sagrados por ésta parecen estar detrás de fenómenos negativos tales como la agresión, el terrorismo y la guerra" (pp. 45-46).

Un puente necesario
Creative Commons. Islam is Peace, por Aia Fernandez
Voces de Occidente y de Oriente juntas, del pasado y del presente, se encuentran para ofrecer miradas alternativas al statu quo de nuestros tiempos. Muchas de esas voces resultan nuevas para nosotros, porque no hacen parte de nuestros imaginarios ni se nos muestran en los discursos dominantes - ¿alguna vez se ha mencionado a Shatibi en algún informe de CNN?-. Es muy probable que esta situación asombre a lectoras y lectores que se acerquen al libro más o menos desprevenidamente. 

Este panorama de encuentro entre sabidurías resalta otro punto a considerar acerca del libro: el hecho de que los autores de sus artículos son turcos. Con las luces y las sombras propias de cualquier nación del mundo, Turquía aparece como un escenario en donde los puntos de vista, las tradiciones y las opiniones se encuentran para dialogar. Cuando en Occidente se asocia forzosamente al islam con los extremos de Arabia Saudí o de Irán, el proceso histórico de Turquia, desarrollado especialmente durante el último siglo y no sin dificultades, es una opción interesante para hallar nuevos elementos que alimenten la reflexión.

Yihad y fármacos: aclaraciones urgentes

Debo decir que hay dos momentos de la obra que llamaron mi atención de manera especial. La primera, lo referente a el yihad. Paréntesis justo y necesario: la costumbre es decir la yihad, artículo femenino. Mi amigo el sheik Ahmad Tayel me indicó que en realidad la traducción correcta al español del artículo es el. El cambio se debe a la costumbre de identificar el término con "guerra santa", "la" guerra santa que no es un concepto propio del islam, sino del cristianismo institucional medieval. Es tan común el error que incluso está presente en el libro, como podrá apreciarse a continuación.

Acerca del yihad, quien lea el texto, acostumbrado a escuchar la expresión como sinónimo de terrorismo, se sorprenderá al encontrar, no una, sino cuatro dimensiones concretas del concepto: 

a. Una defensiva: "aunque la palabra yihad y sus conjugaciones se repiten 34 veces en el Corán, sólo cuatro acepciones se refieren directamente a la guerra. No obstante, al encontrarse los versículos que citan la yihad en pasajes relacionados con la guerra, dicha acepción tiende a ser la interpretación preeminente" (p. 50).

b. Una psicológica, relacionada con la espiritualidad del dominio propio que el ser humano debe tener.

c. Una intelectual, relacionada con el esfuerzo de conocer y de aprender adecuadamente, de la mejor manera posible, la realidad.

d. Una social, esto es, el servicio a la comunidad y la lucha contra la injusticia.

¿Cuántos de los periodistas que cubren noticias internacionales y que repiten como loros la palabra yihad en sus informes conocen esta cuádruple condición y se esfuerzan -hacen su yihad profesional- para transmitirla a sus lectores, oyentes o televidentes?

El otro momento que quiero resaltar es lo referente al empleo de fármacos para inducir a las personas a realizar actos que atentan contra la vida propia y la de otras personas. El doctor Nezvat Tarhan ofrece ejemplos de sustancias que logran disminuir en personas que las consumen el miedo a la muerte, de tal forma que pueden lanzarse a acciones suicidas que también son terroristas. Y en ejercicio de la memoria llama la atención acerca de que la situación no es ninguna novedad: "hace mil años, un grupo conocido como los "Hashhishiyyun" (los consumidores de adormidera) aterrorizaron a los líderes musulmanes, a los eruditos y a los gobiernos del mundo musulmán. Se lanzaban hacia su propia muerte sin temor alguno debido a las amapolas que consumían. Hoy, se puede lavar el cerebro de las personas con ayuda de agentes químicos modernos y dirigirlos hacia la ejecución de acciones determinadas" (pp. 81-82). Por otra parte, según ciertas fuentes, incluso los muy cristianos caballeros templarios contrataron a los h
ashhishiyyun para quitar del medio a algún elemento molesto para sus propósitos. 

Ante todo lo planteado hasta aquí, una decisión inteligente que podríamos tomar es apagar el televisor y buscar libros como este, Una perspectiva islámica - Terrorismo y ataques suicidas. Al leerlos, podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con su contenido, pero también estaremos ejercitando el sentido crítico proscrito por lo institucional, pero que urgentemente debe practicarse ante los delicados problemas que afronta el mundo.

Una perspectiva islámica - Terrorismo y ataques suicidas.
Autores varios. Editado por Ergün Çapan.
Editorial La Fuente, 2008.

lunes, 9 de marzo de 2015

Respuestas al análisis del "choque de las dos barrigas"

Una publicación que resultó ser un interesante experimento. Una historia para pensar la comunicación y en quienes la ejercen profesionalmente.

Hace poco divulgué en redes virtuales el siguiente ejercicio de análisis de medios:


El pasado 29 de septiembre de 2014, uno de los diarios impresos de mayor difusión en Colombia publicó estas dos noticias en la primera página de su sección dedicada a la cultura y al entretenimiento.
Del área total de la página, el 58,6% fue destinada a las barrigas de dos personajes de ficción venidos a menos; el 25,9%, a las márgenes y al encabezado de la sección; la información acerca de una serie audiovisual llamada "Invisibles" que "muestra aquellos personajes que, desde diferentes campos, aportaron a la independencia de las comunidades afro en el país", personas de quienes "no nos dijeron mucho, es más, no nos dijeron nada", ocupa el 15,5%.
La forma como el medio manejó los espacios en esta página demuestra cómo es la situación del país que, se supone, está buscando alternativas para lograr la paz. Si ese esfuerzo se estuviera considerando seriamente, el gran titular hubiera correspondido a la serie que investiga y muestra la historia negada, la historia invisibilizada de los afrodescendientes colombianos, y lo del encuentro entre una serie en decadencia y su copia -ambas pertenecientes a otro contexto- hubiera quedado como un comentario más o menos amplio. Es notable también que a Homero y a Peter se les dedicó un diseño más llamativo que incluye una infografía, mientras que la información de la serie colombiana apenas viene acompañada de una discreta fotografía, que se supone es un fotograma del audiovisual.
A los "invisibles" se les hizo más invisibles en esta página.

Uno de los espacios en los que presenté este análisis es un grupo virtual de ofertas de empleo para comunicadores sociales. Hubo respuestas muy interesantes a la publicación y me gustaría compartirlas con ustedes. 

Presentaré los comentarios sin ninguna modificación, en el mismo orden en que fueron apareciendo, conservando la redacción original y protegiendo las identidades de sus autores. También presentaré los gestos de aprobación o "likes" que recibió cada comentario. Por cierto, en aquel grupo de 5950 personas, mi análisis recibió 8 "likes" hasta la fecha de publicación de esta entrada:

RÓMULO NERUDA: El periódico es un producto que se debe vender. Desde el punto de vista comercial, ¿qué vende más? ¿Con qué se identifica más la mayoría de los lectores? La respuesta a esas preguntas explica la diagramación de la página y el énfasis en el producto televisivo. Atte. Un periodista de ese diario. (5 "likes").

PABLO CORTÁZAR: qué se puede esperar de un mugroso periódico que no es más que el medio privado de luis carlos sarmiento angulo. y da más tristeza ver a periodistas justificando tanta decadencia. A fin de cuentas esos periodistas no son más que" unos mercenarios que se dedican a "vender" como si el periodismo fueran una salchichas, un par de zapatos o bon ice (0).

R. N.: El periódico mezcla contenidos relevantes con entretenimiento -estos últimos más para vender-. Es necesario, si el periódico no se vende, deja de existir y eso no sería bueno para nadie (así que deje la pendejada y madure). (5).

P. C.: y para escribir la nota de los dos panzones que se juntan es que exigen a los periodistas tener maestría y doctorado, mil años de experiencia y dominar inglés, francés, alemán, latín y sáncrito??? jejejejje (2).

R. N.: Son textos que leen miles de personas, ¿de verdad cree que cualquiera puede asumir esa responsabilidad? Es muy diferente escribir por pasatiempo a escribir de forma profesional para miles de lectores. La mayoría de editores tienen maestrías. (1).

JUANA INÉS VARGAS: No es necesario tener maestría ni doctorado, yo hice esa página en mi práctica profesional, pero por supuesto hay editores muy profesionales, encargados de revisarlo, y ellos saben qué es lo más conveniente para el medio. 
Yo defiendo ese periódico porque a pesar de todo lo que digas en medio de tu ignorancia, es quizás la mejor empresa en la que he tenido la oportunidad de trabajar. (6).

WILFRIDO DE LA CRUZ: Es fácil juzgar un texto cuando se desconoce el proceso detrás del mismo. Puede parecer fácil escribir textos tan "superfluos" como ese, pero hay todo un proceso y una seriedad en la escritura. Ademas me parece un poco iluso olvidar que los medios son empresas (lo han sido desde mucho tiempo). (4).

Y así van las cosas, damas y caballeros.


La punta

La Marcha por la Vida se llevó a cabo el pasado 8 de marzo. Una iniciativa importante. Ahora, se viene otra marcha: la de todos los días, la que nos corresponde a todas y a todos, la marcha del esfuerzo cotidiano para poner en práctica los valores que necesitamos para ser un mejor país.

Día de la Mujer, por Cinismo Ilustrado:

lunes, 2 de marzo de 2015

Carta a mis amistades "ateas"

Creative Commons. Tinkus en carnaval, por Nati Lafuente.

Les escribo con el deseo de que se encuentren bien.

Una razón especial me hizo sentarme frente a las teclas en esta ocasión, bien acompañado de la música del señor Robert Johnson. He pensado en ustedes y quise por lo tanto darles algunas palabras, también relacionadas con algunos sucesos recientes, de los que no daré detalles aquí porque no viene al caso.

Antes de escribir, la curiosidad hizo que googleara las palabras "carta a un ateo". La lista -cerca 643.000 resultados en 0,3 segundos-, revisada al vuelo, presenta muchas justificaciones, muchos llamados de atención, muchas exhortaciones. Intentaré hacer algo diferente; ustedes dirán si lo logré. 

Estoy muy agradecido por su presencia en mi existencia y porque, la verdad sea dicha, ustedes me han mantenido en sus círculos con todo y mis creencias. Sí, ustedes saben que tengo esta identidad espiritual. Y estoy seguro de que ustedes, cada uno a su manera, cada una según su experiencia, también la tiene. Lo de ateo lo pongo por lo tanto entre comillas, porque esta palabra está en ese grupo de expresiones machacadas, abusadas, empleadas para atacar más que para definir. Ustedes son ateos de un dios institucional, masculino, policía, bombero/socorrista, comerciante de fe, el cual probablemente les presentaron desde la infancia porque la ignorancia ha sido mucha y muy profunda durante siglos. Sepan que algunas de sus palabras rebeldes me han ayudado a desprenderme del miedo a ese ídolo, a ese becerro de oro. Dichas palabras llegaron a mi conversando, invariablemente conversando. 

Aprendí así que, con ustedes, lo mejor siempre será una buena conversación en vez de una mala conversión -otra de esas palabras abusadas-. Imposible decir que ese aprendizaje ha sido fácil: yo, al principio, era un carismaniático total, y lo digo con perdón de quien se ofenda.

En el camino me he encontrado con ustedes que emplean sus energías haciendo preguntas, buscando respuestas, conociendo colores, fijándose en que hay cosas que no marchan pero sin quedarse en lamentos áridos. Me gusta notar que ustedes no están seguros de nada, o de muy poco. Esto los hace, en medio de las naturales debilidades humanas, más cercanos a posiciones diferentes a las suyas. En mi orilla confesional -llamémosla así-, por el contrario, no son pocos los que están tan seguros de su fe que prefieren encerrarse en ella, como quien se encierra voluntariamente en un huevo de cristal. La cáscara diáfana les permite ver desde adentro, pero no se atreven a romperla para no quebrar el círculo de confort. A veces incluso les oigo, desde sus celdas, referirse a la realidad en términos nada cordiales, o mejor, nada cooperativos. Están convencidos de pertenecer a una casta de elegidos. No los justifico, pero les pido por favor que no les den duro: quizás ellos también son resultado de los errores educativos. Y al fin y al cabo, eso de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio aplica para todo el mundo sin excepción.

Sin embargo, les tengo una buena noticia. Sí, también conozco en esta orilla gente con la que se puede dialogar. No les voy a engañar diciendo que es fácil hacerlo, pero así es: tengo amigas y amigos creyentes que se esfuerzan por hacer preguntas, que desean hacer de su fe un compromiso vivo de servicio, sin ataques, sin imposiciones. No les voy a decir que ellos, de buenas a primeras, han puesto en duda todo, porque tampoco se trata de eso. La esperanza, cosa común entre ellos y ustedes, es la certeza que hace del dudar un ejercicio humano, pues lo viste como se visten las muchachas en carnaval, dispuestas a no dejar que les quiten la risa. Dicha esperanza hace que ellos, igual que ustedes, estén en pleno proceso de aprendizaje, ese que nunca termina. 

Yo, la verdad, necesito tanto de ellos como de ustedes. Son como dos vientos que me sostienen en el vuelo. De ninguna manera considero que chocan sino que, por el contrario, se complementan e incluso danzan. No busco perfección en ninguno de los vientos; busco Humanidad, así, con mayúscula, y estoy seguro de que ese Dios en el que creo, Madre y Padre, está tanto en los unos como en los otros.

Y entonces, ¿cuándo conversamos? Ustedes ya me dejarán saber. Entre tanto, mucho ánimo en cada momento. Saludos en casa. Se despide, hasta la próxima, este servidor.