domingo, 22 de marzo de 2015

Acerca de Una perspectiva islámica - Terrorismo y ataques suicidas

Encienda usted la radio o el televisor; abra el periódico o revise los medios virtuales. Googlee el término. Se trata de una palabra prácticamente omnipresente, mucho más mencionada en el comienzo del siglo XXI que en décadas o en siglos anteriores. 

El terrorismo es la expresión que identifica al enemigo a vencer en una era en que "el más grande conflicto de todos los tiempos", la carrera espacial y terrena entre dos super-potencias, se volvió humo con la caída del bando colorado -¿y qué tanto habrá desaparecido?-. Su adversario, el bando verde, ha tenido que justificar su hegemonía y para ello ha contado, entre otras cosas, con la lucha contra el terrorismo. Por cierto: verdes y colorados a la salud de Cantinflas, Su Excelencia.

Los colorados por lo menos tenían un rostro que podríamos llamar institucional -el de Lenin, o el de Stalin, el de Gorvachov o el de Iván Drago, el de Rocky IV-. Sí, su señoría: por lo menos, ya que este nuevo enemigo, el terrorismo del siglo XXI, no lo tiene o es bastante difuso: la informalidad es su norma. A no ser que, debido a los ataques del 11-S, la potencia herida lo identifique no tanto con un país o grupo específico, sino con toda una civilización.

"En los medios de comunicación mundiales, 'Islam' [sic] y 'terrorismo' son frecuentemente mencionados a la vez. Frases como 'terroristas islámicos' son ahora bastante corrientes. ¿Hasta qué punto es pertinente mencionar las palabras 'Islam' y 'terrorismo' una junto a la otra? ¿Es de hecho apropiado mencionar cualquier palabra que implique terrorismo en yuxtaposición con el Islam? ¿Acaso las fuentes primordiales del Islam y las tradiciones de diferentes pueblos acaecidas en distintos lugares a lo largo de la historia permiten el terrorismo? ¿O esta relación entre el Islam y el terrorismo no es más que un intento de empañar la brillante faceta del Islam? De hecho, eso es lo que esencialmente ha ocurrido. ¿Acaso yihad significa -directa o indirectamente- terrorismo? ¿Cuál es la posición del Islam respecto de los ataques suicidas?" (p. ix).

El prólogo del libro Una perspectiva islámica - Terrorismo y ataques suicidas comienza con este conjunto de preguntas pertinentes aunque sistemáticamente ignoradas en Occidente. Y de acuerdo con la intención expresa del texto, se recurrió a las opiniones de expertos musulmanes para presentar alternativas que conduzcan a respuestas: catedráticos, juristas, sociólogos, teólogos, psiquiatras, historiadores, expertos en documentos islámicos. De ahí la importancia de la obra, porque cuando la tendencia es quedarnos con las versiones de "orientalistas occidentales" acerca del problema, intelectuales "del otro lado" presentan otras facetas de la realidad, citan fuentes ignoradas, narran historias ocultadas. Valga destacar, entre ellos, a Fethullah Gülen, pensador musulmán y maestro espiritual convencido del papel de la educación en la búsqueda de un mundo mejor. Y el libro, por cierto, es un aporte educativo. Precisamente, es de Gülen una de las frases claves del libro: "En el verdadero Islam, el terrorismo no existe" (p. 1), en el sentido de que sus razones, sus métodos y sus resultados no tienen nada que ver con el mensaje revelado al Profeta Muhammad, nombre verdadero de quien es conocido en Occidente como Mahoma.

Son varios los temas tratados en el libro. Entre ellos, el significado principal del islam, una mirada a las acciones terroristas y a los ataques suicidas a la luz de las fuentes principales de la fe musulmana, el Corán y la Sunna -la anotación histórica de las acciones y enseñanzas del Profeta-; el análisis científico de las armas químicas usadas con fines terroristas, la reflexión acerca del martirio identificado con actos violentos. Es necesario reiterar lo que se refiere al manejo de las fuentes en el texto. Por ejemplo, el profesor de filosofía Islámica Bekir Karlığa en su escrito Religión, terrorismo, guerra y la necesidad de una Ética Global, cita el tratado de Emmanuel Kant "Paz perpetua", en el que el filósofo alemán "trata los aspectos teóricos, políticos y legales de la idea de dicho término y ahonda en cómo se puede conseguir un mundo sin guerras" (p. 56), enumerando a continuación los seis principios básicos para lograrlo. El profesor Karlığa también cita al erúdito musulmán Imam Shatibi, quien vivió en el siglo VIII a. C. y para quien "el objetivo fundamental de la religión es beneficiar a la humanidad en esta vida en la próxima. Por lo tanto, quedan incluidos dentro de los objetivos fundamentales de la religión el preservar la fe, la vida, la riqueza, la descendencia y el intelecto (...) (de manera que) es imposible que exista un concepto de religión si no se cumple con uno de esos tres principios universales de la religión. Pero desafortunadamente, tanto en el pasado como hoy en día, tanto la religión como los valores considerados sagrados por ésta parecen estar detrás de fenómenos negativos tales como la agresión, el terrorismo y la guerra" (pp. 45-46).

Un puente necesario
Creative Commons. Islam is Peace, por Aia Fernandez
Voces de Occidente y de Oriente juntas, del pasado y del presente, se encuentran para ofrecer miradas alternativas al statu quo de nuestros tiempos. Muchas de esas voces resultan nuevas para nosotros, porque no hacen parte de nuestros imaginarios ni se nos muestran en los discursos dominantes - ¿alguna vez se ha mencionado a Shatibi en algún informe de CNN?-. Es muy probable que esta situación asombre a lectoras y lectores que se acerquen al libro más o menos desprevenidamente. 

Este panorama de encuentro entre sabidurías resalta otro punto a considerar acerca del libro: el hecho de que los autores de sus artículos son turcos. Con las luces y las sombras propias de cualquier nación del mundo, Turquía aparece como un escenario en donde los puntos de vista, las tradiciones y las opiniones se encuentran para dialogar. Cuando en Occidente se asocia forzosamente al islam con los extremos de Arabia Saudí o de Irán, el proceso histórico de Turquia, desarrollado especialmente durante el último siglo y no sin dificultades, es una opción interesante para hallar nuevos elementos que alimenten la reflexión.

Yihad y fármacos: aclaraciones urgentes

Debo decir que hay dos momentos de la obra que llamaron mi atención de manera especial. La primera, lo referente a el yihad. Paréntesis justo y necesario: la costumbre es decir la yihad, artículo femenino. Mi amigo el sheik Ahmad Tayel me indicó que en realidad la traducción correcta al español del artículo es el. El cambio se debe a la costumbre de identificar el término con "guerra santa", "la" guerra santa que no es un concepto propio del islam, sino del cristianismo institucional medieval. Es tan común el error que incluso está presente en el libro, como podrá apreciarse a continuación.

Acerca del yihad, quien lea el texto, acostumbrado a escuchar la expresión como sinónimo de terrorismo, se sorprenderá al encontrar, no una, sino cuatro dimensiones concretas del concepto: 

a. Una defensiva: "aunque la palabra yihad y sus conjugaciones se repiten 34 veces en el Corán, sólo cuatro acepciones se refieren directamente a la guerra. No obstante, al encontrarse los versículos que citan la yihad en pasajes relacionados con la guerra, dicha acepción tiende a ser la interpretación preeminente" (p. 50).

b. Una psicológica, relacionada con la espiritualidad del dominio propio que el ser humano debe tener.

c. Una intelectual, relacionada con el esfuerzo de conocer y de aprender adecuadamente, de la mejor manera posible, la realidad.

d. Una social, esto es, el servicio a la comunidad y la lucha contra la injusticia.

¿Cuántos de los periodistas que cubren noticias internacionales y que repiten como loros la palabra yihad en sus informes conocen esta cuádruple condición y se esfuerzan -hacen su yihad profesional- para transmitirla a sus lectores, oyentes o televidentes?

El otro momento que quiero resaltar es lo referente al empleo de fármacos para inducir a las personas a realizar actos que atentan contra la vida propia y la de otras personas. El doctor Nezvat Tarhan ofrece ejemplos de sustancias que logran disminuir en personas que las consumen el miedo a la muerte, de tal forma que pueden lanzarse a acciones suicidas que también son terroristas. Y en ejercicio de la memoria llama la atención acerca de que la situación no es ninguna novedad: "hace mil años, un grupo conocido como los "Hashhishiyyun" (los consumidores de adormidera) aterrorizaron a los líderes musulmanes, a los eruditos y a los gobiernos del mundo musulmán. Se lanzaban hacia su propia muerte sin temor alguno debido a las amapolas que consumían. Hoy, se puede lavar el cerebro de las personas con ayuda de agentes químicos modernos y dirigirlos hacia la ejecución de acciones determinadas" (pp. 81-82). Por otra parte, según ciertas fuentes, incluso los muy cristianos caballeros templarios contrataron a los h
ashhishiyyun para quitar del medio a algún elemento molesto para sus propósitos. 

Ante todo lo planteado hasta aquí, una decisión inteligente que podríamos tomar es apagar el televisor y buscar libros como este, Una perspectiva islámica - Terrorismo y ataques suicidas. Al leerlos, podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con su contenido, pero también estaremos ejercitando el sentido crítico proscrito por lo institucional, pero que urgentemente debe practicarse ante los delicados problemas que afronta el mundo.

Una perspectiva islámica - Terrorismo y ataques suicidas.
Autores varios. Editado por Ergün Çapan.
Editorial La Fuente, 2008.

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